sábado, 4 de febrero de 2012

La revelación (Cuento VI de la serie "Relatos del Mañana")



La revelación (Cuento VI de la serie "Relatos del Mañana")

La revelación
Eva vivía sola en su pequeño piso. Le gustaba rodearse de cosas bellas. No necesariamente tenían que ser caras... además, no podía permitírselo. De todas formas, pensaba que la belleza se escondía igual en la más humilde de las margaritas como en la más sofisticada orquídea. Con poco dinero se pueden hacer bonitas cosas.
Tenía brillantes mariposas pegadas a las paredes... y flores de varios tamaños en blanco y negro. Sus paredes eran de colores: verde y rojo el salón, como si fuera un atardecer en el bosque... azul-celeste su dormitorio para hacerla sentir en el cielo. Su casa estaba adornada con preciosas cajitas, hadas, abanicos... era muy querida por su familia y amigos, que la colmaban de regalos. Le producía un placer especial acariciar un libro regalado, abrir una de las cajitas, beber té en la linda taza que le regaló una de sus más queridas amigas por Reyes... 
Eva amaba tantas cosas de la Vida: los colores, el Mar, la lluvia, el viento... En verdad, se sentía rica... Tenía muchos amigos, aunque afines a ella sólo fueran unos pocos. Con ellos se sinceraba a veces... sólo a veces. Sabía que no podía estar repitiendo continuamente la misma letanía. Al hacerlo, podía darle más poder. Por poder... podía hasta agobiarlas. Así pensaba.
Un día se levantó de la cama. Al asomarse al balcón pensó que el tiempo hoy hacía par a sus pensamientos. ¿Volverse a meter en la cama para eludir lo real? Es absurdo... sólo lo pospondré. Y eso sólo si el sueño me sume en el olvido... No. Eso sería una cobardía. Ya lo he hecho. Ya es el Mañana de Anoche. Ahora es mi Hoy. 
"Debes escribir lo que sientes, Eva..." 
Muy lejos y muy cerca a la vez, en el interior de su mente, Eva oyó esta frase y fue como una revelación. Y en el espejo de su alma, vió... un texto escrito: "Mañana". Lo había escrito ella misma. Casi había expresado a gritos lo que sentía... y lo había hecho público.
Oh, pero... claro. Sólo era una parte de la constante lucha en su interior. 
Y la continuación de los relatos... también los escribía ella. Porque ella los conocía: 
-Ana y su positividad. Su fe en la Vida...
-Antonio y su búsqueda del conocimiento y el equilibrio...
-Lola y el poder del Ahora...
-Flor y las ganas de vivir...
Y ella... con la alegría por la Vida... y su desconcierto ante lo intangible pero siempre presente... esa carga... su carga. No lo entendía, la verdad. Se negaba a ello.
-Debemos reunirnos, pensó Eva. Debemos contrastar nuestras experiencias y lo que hemos aprendido. Y ver hacia dónde nos conduce esta realidad y estas poderosas palabras: Mañana, Hoy, Ahora. Y que más conocimientos debemos adquirir en la búsqueda constante del Sentido de la Vida.
Estas personas son importantes para mi y yo soy importante para ellas. Formamos un todo y tenemos individualidad. Hemos de compartir.
Ya estaba más tranquila. Había desaparecido la profunda intranquilidad con la que se levantó. De nuevo tenía las riendas del Ahora en sus manos. 
Contempló el sol brillante que lució cegador por un momento y pensó... Mañana. No, aún no es Mañana. Ahora decido yo.
Y aunque el día siguió siendo gris Eva Ahora lo veía radiante. Tenía que organizar un encuentro.



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