jueves, 26 de enero de 2012

La caverna (Cuento IV de la serie "Relatos del Mañana")



La caverna (Cuento IV de la serie "Relatos del Mañana")

La caverna
Lo había conseguido. Se hallaba en una caverna donde imperaba el silencio... la luz tenue de una vela emitía un débil resplandor a su alrededor. Flotaba en el aire aromas de incienso y sándalo... 
Lola, sencillamente, sonreía... ya no pensaba en Mañana... sólo sentía el Ahora. Estaba. Pensaba. Y sonreía... nada la afectaba. En la paz de la gruta... Lola meditaba.
Los acciones de antaño fluían veloces ante si y ella las veía pasar... a su mente vino la frase: Son acciones. Hechas están. De lo bueno, aprenderé. De lo malo, también. Pero no me afectará el pasado. El pasado, pasado está.
Una sutil melodía comenzó a esparcirse de la nada... relajante... tonificante... la música lo era todo y  se integró con ella.
Su vida presente se mostró ahora ante sus ojos... esta caverna en verdad debía ser mágica. Era como si... como si formara parte de ella. Vio sus anhelos de viajar... de amar... de dar todo el cariño que llevaba dentro. Y se dijo... los anhelos son como dependencias, son como apegos... eso me dice la consciencia... debo tomar de la Vida lo que me ofrece y dar sin esperar recompensa ni intereses. 
Debo creer en lo que quiero y se abrirá el Mundo entero...
Entonces vio el rostro de un hombre aparecer ante si... entre susurros le llegó su nombre: Antonio... buscaba algo llamado el Centro. Se dijo... es un buscador como yo, buscador de la Vida, del conocimiento. 
Un faz humana se dibujó... Ana... Ana... le dijo el viento. Ana era una mujer positiva que amaba la Vida. Ella creía en el amor y alejaba de si el dolor.
Eran personas como ella que buscaban... el sentido de la Vida. Vivir el momento real sin miedos al Mañana.
En la penumbra de la caverna se hizo la luz. Esplendorosa. Brillante. Clara.
Y Lola se encontró en el sofá de su casa con la taza de té aún tibio encima de la mesa. Con la sonrisa en su rostro. Feliz. Viva. Pensando que la caverna siempre había estado ahí y estaría ahí. Que no tenía que pensar en Mañana, que no existía, pues ella era feliz AHORA y así seguiría sucediendo mientras ella lo quisiese.
Y así fue.
(Cuento IV de la serie "Relatos del Mañana")
[Este relato se lo quiero dedicar a mi amiga Lola, mujer siempre positiva y en continuo crecimiento  interior]


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