miércoles, 18 de abril de 2012

El reino de Nadie



El reino de Nadie 
En las lejanas montañas de Hinglehs, en el castillo del reyezuelo, reinaba el silencio... en los jardines del Palacio, otrora brillantes, lucían las sombras... ¿quién iba a llenar las arcas de su palacio? Un reino sin nadie...
El silencio era ensordecedor...
El infame tirano se mordía las uñas roñosas... se estiraba de los tres pelos que le quedaban en la cabeza y vociferaba... ¿por qué? ¿por qué?
Los cuatros sicarios que le quedaban en el castillo se pegaban a la pared asustados... el cacique rumiaba su ira.
Esa... esa... ¡mujer! Fenixia... La había decapitado con sus propias manos y... ¡aún podía oírla!
Sus palabras despertaban ecos entre los muros del reino... el vacío... la desolación a su alrededor.
Su última fiesta palaciega había sido bochornosa... ¡los invitados de los otros reinos no habían asistido! Los mataría... les cortaría la cabeza... los colgaría... solo... estaba solo con las sombras del pasado.
Al otro lado de las montañas de Hinglehs, en el estado Libre de Ganesshbook los exiliados de las anteriores matanzas... reían... y reían... y con ellos reía Fenixia. Porque claro que Fenixia estaba allí con ellos... era un mundo virtual... y en el mundo virtual, cuando una puerta se cierra, otra se abre... excepto para las dictaduras.
Ahora eran libres. En el estado de Ganesshbook existía la justicia y lucía siempre el Sol.
El grupo enorme de exiliados sonreía al nuevo día... ellos eran felices, trabajaban, vivían la vida, se divertían... algún día... algún día la Libertad y la Justicia reinarían en todas partes... y ellos volverían a Hinglehs.
Y si no volvían, porque así lo decidían, tampoco pasaría nada, porque habían encontrado el secreto de la Vida... el secreto de la Vida era... la LIBERTAD... el RESPETO... cosa que nadie, nadie, y menos un vulgar reyezuelo corrupto, les robaría.


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