domingo, 22 de abril de 2012

Espectros...


Espectros...
La Luna iluminaba las calles desiertas... el aire fresco de la noche hacía volar unas bolsas de plástico sucias y rotas. Escudriñó a su alrededor buscando personas.
Sólo una farola cada dos manzanas permanecía encendida. No se oía ni el maullido de un gato...
Silencio.
Una etérea figura cruzó la calzada diez metros delante de ella... pero... ¡no era posible!
Podía verse al trasluz... y... había muchísimos... cientos...
Eran... eran... ¡espectros!
Los espectros poblaban las calles del antaño esplendente país de Bisness... mi corazón se encogió de dolor. ¿Y los amigos? ¿Y los vecinos y los conocidos? Pero este no es mi cuento... ☺
Gosa Magy siguió andando. Entraba en las casas y miraba en las mesas, en los armarios, en los cajones... en todas partes iba encontrando escritos en los que se daba cuenta de lo acontecido.
Las ansias de poder y riquezas de los gobernantes habían consumido finalmente al pueblo.
Una vez agotado lo productivo, se dedicaron por sistema a acallar las voces de protesta que se atrevían a alzarse contra ellos.
Legiones de sicarios invadieron las calles dedicándose al pillaje y a silenciar a todos los opositores.
El resto del pueblo emprendió camino al exilio. No quedaba nadie. Era una ciudad muerta.
Sólo unas pocas personas permanecían en el fabuloso castillo, levantado piedra a piedra con la sangre del pueblo.
Gosa Magy contempló este panorama y se dirigió hacia allí... los espectros le dirigían miradas de desprecio. Al llegar al castillo se cambió de vestimenta y se puso la habitual. Se tumbó en la cama pero le fue imposible conciliar el sueño... oía voces. Altas. Claras. Contundentes. ¡Libertad!
Se levantó de un salto y corrió hacia la terraza... lo que vio fue... espectros.

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